
CONSULTA ESPECIALIZADA EN EL SEGUIMIENTO DEL EMBARAZO
Realizar un buen seguimiento del embarazo permite controlar la salud de la madre y del bebé para prevenir o detectar a tiempo posibles complicaciones durante la gestación como la diabetes gestacional, la preeclampsia o la placenta previa, entre otras enfermedades, que pueden poner en riesgo la salud de ambos.
A lo largo de todas las etapas de gestación se deben realizar consultas periódicas de seguimiento del embarazo, que suelen ser casi todos los meses.
Si acabas de enterarte que estás embarazada y quieres saber en qué semana de gestación te encuentras, te invitamos a que utilices nuestra calculadora de embarazo. Para ello, solo tendrás que introducir la fecha del primer día de tu último período menstrual.
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SERVICIOS DE LA CONSULTA
- Valoración del estado de salud de la madre y el feto.
- Ecografía correspondiente a la etapa de la gestación.
- Otras pruebas complementarias.
¿En qué consiste la consulta de seguimiento del embarazo?
En la consulta de seguimiento del embarazo, el obstetra realizará una valoración del estado de salud de la madre y el feto, así como la ecografía correspondiente en cada etapa de la gestación, entre otras pruebas.
En Ginefem contamos con tres ginecólogos y obstetras que se encargan de atender las consultas de seguimiento de embarazo. Por un lado, el Dr. Francisco Montes de Oca, director médico de Ginefem; el Dr. Daniel García; la Dra. Hortensia García Robayna y la Dra. Alicia Rodríguez Zurita. En los casos de embarazo de alto riesgo, el especialista indicado será la Dra. Rodríguez Zurita.
¿Qué pruebas se realizan durante el embarazo?
En cada uno de los trimestres, el obstetra solicitará las pruebas correspondientes a la mujer embarazada para comprobar la evolución de la gestación.
Primer trimestre (de la semana 1 a la 12)
Durante el primer trimestre, concretamente entre la semana 8 y 10, se suele realizar la primera consulta al obstetra, en la que el especialista elabora una historia clínica completa de la gestante para saber detalles sobre su salud como enfermedades, alergias, si fuma y si ha tenido embarazos anteriores.
La primera ecografía se lleva a cabo normalmente en la semana 10 del embarazo (entre la semana 8 y 12) y permite determinar el tamaño del feto y su situación, confirmar la edad gestacional, conocer si el embarazo es único o múltiple y también diagnosticar complicaciones prematuras y malformaciones cromosómicas.
Otras de las pruebas que se realizan en estas primeras semanas son análisis de sangre y orina para ver, entre otros parámetros, la función tiroidea y detectar posibles enfermedades infecciosas, como la hepatitis B, la sífilis, la toxoplasmosis o el VIH. En este análisis se puede comprobar la presencia de los anticuerpos de la toxoplasmosis, una zoonosis que se puede transmitir al feto cuando una embarazada tiene una infección aguda provocada por este protozoo. Se trata de un parásito que puede vivir dentro de las células de los seres humanos y los animales, sobre todo de los gatos y de los animales de granja.
Al final del primer trimestre, alrededor de la semana 12, se indica a todas las embarazadas la realización de la ecografía del pliegue nucal, en la cual se pueden detectar alteraciones cromosómicas como el síndrome de Down.
El resultado de esta medición se puede combinar con el test de diagnóstico prenatal no invasivo, el cual consiste en tomar una muestra de sangre de la madre. Esta prueba permite detectar posibles anomalías cromosómicas relacionadas con la trisomía 21 (síndrome de Down), trisomía 18 (síndrome de Edwards) y trisomía 13 (síndrome de Patau).
A la hora de determinar el porcentaje de probabilidades de que existan anomalías cromosómicas, el especialista tiene en cuenta los resultados de las dos pruebas mencionadas, así como otros factores (edad de la madre, raza y peso). En caso de que el riesgo sea alto, se propone a la mujer la realización de una amniocentesis para confirmar el diagnóstico.
Segundo trimestre (de la semana 13 a la 28)
Durante el segundo trimestre se realiza la segunda analítica y la prueba de tolerancia a la glucosa (Test de O’Sullivan), en que la embarazada toma 50 gramos de glucosa y se observa cómo su organismo la absorbe. Si la prueba sale alterada, hay que realizar otra más completa para descartar una posible diabetes gestacional.
La ecografía de la semana 20 tiene especial importancia porque en ella se estudian los órganos fetales y las extremidades, y se buscan posibles malformaciones. Esta prueba permite observar la circulación uterina para comprobar el funcionamiento de la placenta, valorar los riesgos de hipertensión de la madre y el posible retraso en el crecimiento fetal, además de medir el cuello uterino para evaluar el riesgo de parto prematuro.
La realización de esta ecografía sirve para poder diagnosticar a tiempo determinadas complicaciones o enfermedades que puede sufrir la mujer embarazada:
- La preeclampsia es el inicio súbito de presión arterial alta después de las primeras 20 semanas de embarazo.
- La placenta previa es una afección que se produce cuando la placenta cubre parte de la apertura del cuello uterino dentro del útero, lo que puede causar sangrado sin dolor durante el segundo y el tercer trimestre. Además, los problemas con la placenta pueden afectar la forma en que se produce el parto del bebé. En los casos de placenta previa, el especialista puede recomendar reposo y si el sangrado es abundante y continúo puede ser necesaria la hospitalización.
- El hematoma retrocorial se produce cuando se acumula sangre en la zona de la placenta debido a la rotura de alguno de los vasos sanguíneos que la rodean. En la mayoría de los casos, se va reabsorbiendo poco a poco hasta llegar a desaparecer, aunque en otras ocasiones, la sangre acumulada sale a través de la vagina en forma de sangrado, generalmente oscuro, e incluso a veces el hematoma persiste a lo largo del embarazo sin causar ningún problema. Sin embargo, este tipo de hematomas también pueden conllevar serios problemas que pongan en riesgo la evolución del embarazo como el desprendimiento de la placenta, el parto prematuro, el retraso en el crecimiento fetal e incluso el aborto.
Tercer trimestre (de la semana 29 a la 40)
En el último trimestre del embarazo se realiza la llamada analítica del tercer trimestre que incluye los controles habituales de bioquímica y hematología, serología de hepatitis y toxoplasmosis (si no había defensas) y también la analítica de coagulación.
Esta analítica permite detectar la presencia de infecciones, como la hepatitis y el VIH, además de comprobar si existe anemia, la cual es bastante común en esta etapa de la gestación y para la que se suele indicar tomar un suplemento de hierro.
Hay que esperar hasta la semana 34 para realizar la denominada ecografía de nacimiento, en la que se evalúa cómo se coloca el feto, si su crecimiento es el adecuado y se realiza un estudio del líquido amniótico y de la placenta.
En la semana 36 se lleva a cabo un cultivo vaginal para detectar la posible presencia del estreptococo agalactiae, un germen que puede producir infección al bebé. En caso de estar presente, se le administrarán antibióticos a la madre durante el parto.
¿Qué síntomas o cambios se desarrollan a lo largo del embarazo?
El embarazo dura aproximadamente 40 semanas, contando desde el primer día del último período menstrual de la paciente. Esas 40 semanas se agrupan en tres trimestres, a lo largo de nueves meses, en los que la mujer embarazada va sufriendo cambios en su cuerpo y van apareciendo diferentes síntomas que detallaremos a continuación.
Síntomas del primer trimestre
Durante el primer trimestre, la mujer embarazada puede manifestar síntomas, incluso en las primeras semanas de embarazo, pero no siempre se sienten las molestias indicadas y algunas de ellas desaparecerán con el tiempo.
- Agotamiento
- Senos sensibles e inflamados, además de pezones protuberantes
- Malestar estomacal. Pueden presentarse vómitos (malestar matutino)
- Deseo hacia ciertos alimentos o desagrado hacia otros
- Cambios de humor
- Estreñimiento
- Necesidad de orinar con mayor frecuencia
- Dolor de cabeza
- Acidez
- Aumento o pérdida de peso
Algunas mujeres embarazadas experimentan náuseas y vómitos graves y persistentes durante todo el embarazo, que van más allá de las típicas “náuseas matinales”, lo que se conoce como hiperémesis gravídica. A menudo, esta afección disminuye en torno a la semana 20 de embarazo. En estos casos, el especialista puede recetar medicamentos para ayudar a controlar las náuseas e, incluso, a veces, las mujeres con hiperémesis gravídica pueden requerir hospitalización para recibir los líquidos y nutrientes que necesitan mediante un catéter en vena.
Síntomas del segundo trimestre
El segundo trimestre de gestación suele ser más fácil de llevar que el primero, ya que algunos síntomas, como las náuseas y la fatiga, desaparecerán. Sin embargo, en esta etapa se presentarán nuevos cambios en el cuerpo como la expansión del abdomen en función del crecimiento del bebé.
Antes de que termine el segundo trimestre, la madre sentirá que el bebé comienza a moverse dentro de su vientre y se estrecha el vínculo afectivo entre madre, padre e hijo a través de sencillos gestos como las caricias en el vientre, el poner música agradable o hablar al bebé.
A medida que el cuerpo cambia para hacer espacio al bebé, es probable que sufras estos cambios:
- Estrías en el abdomen, senos, muslos o nalgas
- Oscurecimiento de las areolas
- Aparición de la línea alba, una línea en la piel que se extiende desde el ombligo hasta el vello púbico.
- Melasma, también llamada cloasma o máscara del embarazo. Son anchas oscuras en la piel, particularmente en las mejillas, la frente, la nariz o el labio superior que generalmente se presentan en ambos lados de la cara.
- Entumecimiento u hormigueo en las manos, llamado síndrome del túnel carpiano.
- Comezón en el abdomen, las palmas de las manos y las plantas de los pies.
- Inflamación en los tobillos, dedos y rostro.
Síntomas del tercer trimestre
En esta fase, la cercanía del parto despierta nuevos miedos y aparecen molestias derivadas del volumen del vientre que hacen difícil el descanso de la futura madre.
Durante el tercer y último trimestre continuarán algunas de las molestias propias del segundo trimestre continuarán. Además, muchas mujeres sienten dificultad para respirar y necesitan ir al baño con mayor frecuencia, porque el bebé está creciendo y cada vez ejerce más presión sobre los órganos.
Entre los cambios corporales que notarás en el tercer trimestre se incluyen:
- Falta de aire
- Acidez
- Inflamación en los tobillos, dedos y rostro.
- Hemorroides
- Sensibilidad en los senos, pudiendo llegar a secretar una sustancia acuosa que es el líquido precursor de la leche llamado calostro
- Ombligo abultado
- Dificultades para conciliar el sueño
- El desplazamiento del bebé hacia la parte inferior de tu abdomen
- Contracciones que puede indicar un trabajo de parto real o una falsa alarma
A medida que se aproxima más la fecha de parto, el cuello uterino se vuelve más delgado y suave, proceso que se conoce como borramiento, el cual ayuda a que el canal de parto se abra durante el trabajo de parto. El médico controlará el progreso con un examen vaginal a medida que se aproxima la fecha estipulada de parto.
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Revisiones
Para un correcto seguimiento y control es fundamental seguir el calendario de visitas que establece el especialista.