El suelo pélvico es fundamental que esté fortalecido, ya que cuando éste se debilita tiene consecuencias negativas en la calidad de vida de la mujer, como la incontinencia urinaria o fecal.
A lo largo de la vida de la mujer se producen determinadas circunstancias o hechos que afectan a su suelo pélvico, como el embarazo, el parto, las cirugías, la menopausia…
Los datos apuntan que casi la mitad de las mujeres, independientemente de su edad, padecen incontinencia urinaria en alguna etapa de su vida, es decir, pérdidas involuntarias de orina. El 10% de ellos las sufren de manera regular.
La importancia del suelo pélvico
Cuando hablamos de suelo pélvico hacemos referencia a tres músculos que tienen como finalidad sostener y mantener en la posición correcta el recto, la vejiga y el útero. Cuando estos músculos están débiles se produce un descolgamiento de dichos órganos (prolapso) que provoca incontinencia urinaria o disfunción sexual, entre otras consecuencias.
¿Se puede fortalecer sin hacer ejercicio?
Existen diferentes técnicas para fortalecer el suelo pélvico, como puede ser la fisioterapia ginecológica, los ejercicios de Kegel, el pilates… Ahora en la Unidad de Incontinencia Urinaria de Ginefem también se puede fortalecer el suelo sin hacer ningún esfuerzo y mientras está el paciente sentado con el uso de la silla Emsella BTL.
El funcionamiento de la silla para fortalecer el suelo pélvico
La silla mencionada anteriormente permite fortalecer los músculos del suelo pélvico mediante tecnología electromagnética focalizada de alta intensidad. De esta forma estimula en profundidad todos los músculos que forman el suelo pélvico.
En una sola sesión la paciente estará sentada mientras se producen miles de contracciones supramáximas de dichos músculos, que recobran su fuerza.
¿Lo pueden utilizar todas las pacientes?
Una de las principales ventajas de esta tecnología es que permite tratar tanto a mujeres como a hombres, de todas las edades. En el caso concreto de las mujeres se utiliza en aquellas que sufren incontinencia urinaria.
Mientras que en los hombres se utiliza para tratar tanto la incontinencia urinaria como la impotencia o las erecciones débiles.
Sesiones de 30 minutos y sin esfuerzo
El número de sesiones será el que determine el ginecólogo según las características de cada paciente. La media suele estar en seis sesiones que se realizan dos veces a la semana. Cada sesión debe tener una duración de unos 30 minutos.
Desde la primera sesión el paciente nota mejoras, que serán más visibles a medida que vayan avanzando en el tratamiento.