Una de las ecografías que debe hacerse durante el embarazo es la ecografía doppler. La principal característica de esta prueba es que permite observar el flujo sanguíneo de las arterias o venas para detectar malformaciones cardiacas.
Con esta ecografía también se puede analizar el cordón umbilical, la circulación cerebral y cardiaca del feto y la circulación uterina.
Se trata, por tanto, de una prueba muy segura, que aporta información sobre el desarrollo del bebé y, además, no es dolorosa.
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¿Cuál es la semana recomendada para realizar una ecografía doppler?
Los especialistas recomiendan que esta ecografía se realiza a partir de la semana 25. Aunque no es necesario repetir esta prueba, si los médicos lo determinan se puede volver a realizar en el segundo y en el tercer trimestre del embarazo.
¿En qué casos se debe realizar esta prueba?
Los obstetras consideran necesario realizar o volver a hacer una ecografía doppler cuando se observa un retraso en el crecimiento del feto o es un embarazo de riesgo.
También será necesario si la madre tiene hipertensión (preeclampsia) o sufre de problemas de circulación o del corazón. En estos casos se debe realizar para ver cómo pueden afectar al bebé.
Cuando es necesario que la madre se someta a una cirugía se realiza esta ecografía para prevenir posibles complicaciones en el bebé tras la intervención.
Las tres ventajas de la ecografía doppler
Estas son las tres ventajas de realizar una ecografía doppler:
- Se conoce si funciona correctamente el flujo sanguíneo de las válvulas y cavidades del corazón.
- Cuando la madre tiene hipertensión en el embarazo o hay un retraso en el crecimiento del bebé esta ecografía permite comprobar cómo se encuentran las arterias del útero de la madre.
- Permite conocer si el flujo sanguíneo del bebé es el correcto y recibe los nutrientes y el oxígeno necesario.