Tipos de hipertensión en el embarazo

Un 8% de las mujeres sufre hipertensión durante el embarazo. Al hablar de presión arterial elevada nos referimos a que la presión que ejerce la sangre contra el interior de las arterias es muy alta.

Existen diferentes tipos de hipertensión según aparezca antes del embarazo o se desarrolle durante el mismo. En todos los casos la hipertensión en el embarazo va a conllevar un riesgo tanto para el bebé como para la madre.

Los tipos de hipertensión en el embarazo

Uno de los tipos de hipertensión más conocidos es la preeclampsia, que se suele desarrollar a partir de la semana 20 y desaparece tras el parto. Este trastorno produce una presión arterial alta y, además, hay presencia de proteína en la orina.

Otro tipo de hipertensión que también aparece sobre la misma semana que la preeclampsia es la hipertensión gestacional. Al igual que la anterior desaparece tras dar a luz. En estos casos las madres desarrollan preeclampsia en una etapa posterior del embarazo.

Cuando la hipertensión se diagnostica antes del embarazo o antes de la semana 20 hablamos de hipertensión crónica y no va a desaparecer tras el parto.

Por último, se produce una combinación de hipertensión crónica y preeclampsia. Aproximadamente el 25% de aquellas madres que tienen hipertensión crónica también van a desarrollar preeclampsia.

¿Por qué aparece la preeclampsia?

No hay una causa determinada sobre por qué aparece la preeclampsia, aunque los expertos hablan que puede influir las anomalías de la placenta, factores genéticas, inmunes o ambientales.

Además, establecen algunos factores de riesgo que favorecen su desarrollo como ser madre primeriza, tener antecedentes familiares de preeclampsia o personales de hipertensión, diabetes o enfermedad renal. También es un factor de riesgo tener embarazos múltiples, menos de 20 años, más de 35 años o tener sobrepeso.

El tratamiento de la preeclampsia

El tratamiento que fije el especialista va a depender de la gravedad de la preeclampsia en cada paciente y de la fase del embarazo en la que se encuentre.

Cuando la preeclampsia se desarrolla al final del embarazo, es decir, a partir de la semana 37, no suele tener complicaciones. En estos casos se puede inducir el parto para evitar riesgos.

Si la preeclampsia aparece antes de la semana 37 de gestación, el ginecólogo recomendará que limite las actividades o, incluso, requerirá la hospitalización si fuera necesario. Se realiza un seguimiento estricto del bebé mediante ultrasonidos o monitoreo del ritmo fetal.

Por lo tanto, si la paciente tiene alguno de los factores de riesgo mencionados y desea quedarse embarazada o ya lo está puede contactar con nuestros ginecólogos para realizar un adecuado control prenatal y evitar complicaciones.